Desde mi vista del escenario todo cambiaba y me daba vueltas,
no me mareaba pero sentía esa sensación de vació que te dan las alturas.
No me quería
bajar pero el tiempo que pasaba hacia que fuera desagradable.
Quería aterrizar
de pie pero dejando la cabeza de lado,
solo podía usar mis sentidos y ahí me
di cuenta que quería tocar toda mi vida.